¿Qué Significa ser Santos?

La Biblia nos dice que Dios nos ha llamado a ser santos, es decir, a vivir separados del pecado y consagrados a Él. Ser santos no implica ser perfectos o superiores a los demás, sino reflejar el carácter de Cristo en nuestra vida diaria.

Cuando Dios nos salvó por medio de Cristo, iniciamos una nueva vida en la que se desarrolla un proceso de santidad progresiva, que consiste en una dedicación, un crecimiento espiritual que culminará cuando nos presentemos ante el Padre.

Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.

La santificación es un proceso que dura toda la vida
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, somos justificados por su sangre y declarados inocentes ante Dios. Pero eso no significa que ya hemos alcanzado la santidad. Necesitamos seguir creciendo en nuestra relación con Dios y en nuestra obediencia a su voluntad.

La santificación es una obra de Dios en nosotros, pero también requiere nuestra cooperación. No podemos santificarnos por nuestros propios esfuerzos, sino que dependemos de la gracia de Dios, de su Palabra y de su Espíritu Santo. Al mismo tiempo, debemos renunciar al pecado y buscar la voluntad de Dios en todo lo que hacemos.

El pecado obstaculiza nuestra santificación
El pecado es lo que nos aleja de Dios y nos impide vivir una vida santa. Por eso, debemos confesar nuestros pecados y arrepentirnos de ellos. Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.

Pero no basta con pedir perdón. También debemos resistir la tentación y huir del mal. Debemos poner nuestra mente en las cosas de arriba y no en las de la tierra. Debemos alimentarnos de la Palabra de Dios y orar sin cesar. Debemos someternos al Espíritu Santo y dejar que Él produzca su fruto en nosotros.

El pecado obstaculiza nuestra santidad
Es esencial para nuestra santidad estar en paz con Dios, porque el pecado afecta la relación con Él, y por lo tanto, causa problemas en nuestra vida personal.

Por el contrario, si la relación con el Padre es íntima y constante, impedirá que el pecado se instale y ocupe espacio en el corazón. Como resultado, nuestro carácter continuará el proceso de santidad.

No dejes que este proceso se detenga, vale la pena que Dios sea lo primero en nuestra vida. Con su ayuda nuestra santidad es una realidad.

Que el mismo Dios de paz los haga santos en todo sentido. Que él cuide de ustedes por completo: espíritu, alma y cuerpo. Que sean sin falta alguna cuando nuestro Señor Jesucristo venga. Tesalonicenses 5:23 (TLA)

La santificación nos prepara para la gloria
Dios quiere que seamos santos porque Él es santo. Él quiere que seamos conformes a la imagen de su Hijo. Él quiere que seamos luz en medio de las tinieblas y sal de la tierra. Él quiere que demos testimonio de su amor y su poder.

Pero sobre todo, Dios quiere que seamos santos porque Él nos ha preparado un lugar en su gloria. Cuando Cristo vuelva, nos transformará y nos hará semejantes a Él. Entonces veremos a Dios cara a cara y le alabaremos por toda la eternidad.

Así que no desmayemos en nuestra santificación. Esforcémonos por agradar a Dios en todo. Confiemos en su fidelidad y en su poder. Y esperemos con gozo el día de su venida.

Pues esta es la voluntad de Dios: que sean santos; así que manténganse alejados de toda inmoralidad sexual. Tesalonicenses 4:3 (NTV)

 

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