La Madre en la Familia Cristiana

La Madre es una figura fundamental en la Familia Cristiana, pues cumple con varias funciones que contribuyen al bienestar y al crecimiento de sus hijos y de su esposo. Entre estas funciones podemos destacar las siguientes:

• La madre ama: El amor de una madre es un reflejo del amor de Dios, que es incondicional, sacrificial y eterno. Una madre cristiana ama a sus hijos desde antes de nacer y los sigue amando a pesar de sus errores o debilidades. El amor de una madre es el que sostiene a la familia en los momentos difíciles y el que celebra los logros y las alegrías.
• La madre conforta: Una madre cristiana sabe cómo consolar a sus hijos cuando están tristes, angustiados o heridos. Ella les ofrece su abrazo, su palabra y su oración. Una madre cristiana también sabe cómo confortar a su esposo cuando enfrenta problemas o desafíos. Ella le brinda su apoyo, su comprensión y su consejo.
• La madre enseña: Una madre cristiana tiene la responsabilidad de enseñar a sus hijos la Palabra de Dios y los principios de la fe cristiana. Ella les inculca el amor a Dios, el respeto al prójimo y el valor de la honestidad. Una madre cristiana también enseña a sus hijos con su ejemplo, mostrándoles cómo vivir una vida piadosa y honrada.
• La madre se opone a los derechos reproductivos: Una madre cristiana respeta la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Ella reconoce que cada hijo es un regalo de Dios y que solo Él tiene el derecho de darla o quitarla. Una madre cristiana se opone al aborto, la anticoncepción y la esterilización, pues van en contra del plan de Dios para la familia y la procreación.

La madre en la familia cristiana es una bendición para la Iglesia y para el mundo, pues con su amor maternal contribuye a la construcción del Reino de Dios. La madre es una colaboradora de Dios en la obra de la creación y de la salvación. La madre es una imagen viva del amor incondicional de Dios por sus hijos.