Un Hombre Nuevo Cristiano
La gente no se propone ser alcohólica o drogadicta. Es lo que sucede cuando buscamos las cosas equivocadas para darnos consuelo, para medicar nuestro dolor y quebranto. Como hizo Alex Alcorn.
La vida de Alex fue oscura y aparentemente desamparada tras la muerte de su padre. A los 24 años, Alex se sentía vacío y sin propósito, y el suicidio parecía una opción real. Habiendo consumido mucho alcohol, él y sus amigos estaban en la ciudad interrumpiendo al grupo «Venid a Jesús» que predicaba en la calle aquella noche de domingo de septiembre de 1951.
Aquella noche, el predicador tenía una sencilla verdad que compartir, una verdad extraída directamente de las palabras de Jesús: «Si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres» (Juan 8:36).
Cuando terminó, bajó de la parte trasera del camión en el que había estado de pie, y el pequeño coro comenzó a cantar un viejo himno clásico. El estribillo era el siguiente Ven a casa, ven a casa, tú que estás cansado, ven a casa». Aquellas palabras golpearon con fuerza a Alex, atravesando su estado de embriaguez, directo a su corazón. Vuelve a casa», pensó. ¿Por qué no lo hago?
Alex siguió al predicador hasta el camión y le pidió que le ayudara. El predicador le explicó el evangelio de la gracia de Dios y le invitó a aceptar a Jesús como su Salvador y Señor. Alex oró con él y sintió una paz que nunca había experimentado antes. Era como si una carga se hubiera levantado de sus hombros.
Alex volvió a casa esa noche como un hombre nuevo. Dejó el alcohol y las drogas y empezó a asistir a una iglesia donde creció en su fe. También encontró un trabajo estable y se casó con una mujer cristiana. Su vida dio un giro radical gracias al poder transformador de Cristo.
Alex Alcorn es un ejemplo de lo que Dios puede hacer con una vida entregada a él. No importa cuán profundo sea el pozo en el que estemos, Dios puede sacarnos de él y darnos una nueva esperanza. Él nos ofrece la verdadera libertad que sólo se encuentra en su Hijo. ¿Estás dispuesto a recibirlo?