¿Quién nos Confiará Riquezas?
Todo aquello con lo que nos topamos en la vida puede ser una oportunidad. Las posesiones que obtenemos las podemos ir acumulando, aunque luego no las llevaremos. Vamos descubriendo nuestros talentos y adquiriendo conocimiento. Pero, ¿eso hace que Dios nos confíe más riquezas?
Si son fieles en las cosas pequeñas, serán fieles en las grandes; pero si son deshonestos en las cosas pequeñas, no actuarán con honradez en las responsabilidades más grandes. Entonces, si no son confiables con las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas del cielo? Lucas 16:10-11 (NTV)
Estas palabras de Jesús nos desafían a reflexionar sobre cómo estamos administrando lo que tenemos y lo que deseamos. Muchas veces nos dejamos llevar por la codicia y el materialismo, y olvidamos que lo más importante es buscar el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33).
¿Qué son las verdaderas riquezas del cielo?
Las verdaderas Riquezas del Cielo no se miden por lo que poseemos o acumulamos en esta vida. Son los tesoros que guardamos en nuestro corazón al seguir a Jesús y obedecer su voluntad. Son los frutos del Espíritu Santo que producimos al vivir en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Son las almas que ganamos para Cristo al compartir el evangelio y hacer discípulos (Mateo 28:19-20). Son las coronas de gloria que recibiremos cuando estemos con el Señor (1 Pedro 5:4).
¿Cómo podemos ser fieles en lo poco?
Para ser fieles en lo poco, debemos reconocer que todo lo que tenemos es un regalo de Dios y que somos solo administradores de sus bienes. Debemos usar nuestros recursos con sabiduría y generosidad, sin apegarnos a ellos ni desperdiciarlos. Debemos honrar a Dios con nuestros diezmos y ofrendas, y ayudar a los necesitados (Proverbios 3:9-10; Hebreos 13:16). Debemos invertir nuestro tiempo y talentos en el servicio del Reino de Dios, y no en vanidades o pecados (Efesios 5:15-17; Colosenses 3:23-24). Debemos ser honestos y diligentes en nuestro trabajo y negocios, sin engañar ni explotar a nadie (Proverbios 16:11; Colosenses 4:1).
Dios nos ama y quiere bendecirnos con sus verdaderas riquezas. Pero para eso debemos demostrarle nuestra fidelidad en lo poco que tenemos ahora. Así podremos disfrutar de su presencia y su paz en esta vida y en la eterna.