¿Qué pasa cuando haces el Mal?

¿Qué consecuencias tiene el Mal en nuestra vida?
Muchas veces nos preguntamos qué pasa cuando hacemos el Mal, cuando actuamos en contra de lo que Dios nos enseña o cuando lastimamos a los demás. ¿Acaso no hay justicia? ¿Acaso no hay castigo? ¿Acaso no hay karma?

La respuesta es que sí, que toda acción tiene una reacción, que todo lo que sembramos cosechamos, que todo lo que damos recibimos. La Biblia nos dice que Dios es justo y que él retribuye a cada uno según sus obras (Salmo 62:12). También nos dice que el pecado nos separa de Dios y nos trae muerte (Romanos 6:23). Y nos advierte que no nos engañemos, que Dios no puede ser burlado, que todo lo que el hombre siembre, eso también segará (Gálatas 6:7).

Pero ¿cómo se manifiesta esa justicia divina? ¿Cómo se refleja esa ley de causa y efecto? ¿Cómo se evidencia esa retribución por el mal hecho? Hay varias formas en las que podemos ver las consecuencias del mal en nuestra vida:

  • En nuestra conciencia: Cuando hacemos el mal, nuestra conciencia nos acusa y nos hace sentir culpables, avergonzados, angustiados. Nos quita la paz y la alegría. Nos impide tener una relación íntima con Dios y con los demás. Nos hace vivir en el temor y la inseguridad. La Biblia dice que la conciencia es un testigo de Dios en nuestro corazón, que nos muestra lo bueno y lo malo (Romanos 2:15).
  • En nuestra salud: Cuando hacemos el mal, nuestra salud se ve afectada. El estrés, la ansiedad, la depresión, el resentimiento, el odio, la ira, son emociones negativas que dañan nuestro cuerpo y nuestra mente. Nos debilitan, nos enferman, nos envejecen. La Biblia dice que el corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos (Proverbios 17:22).
  • En nuestras relaciones: Cuando hacemos el mal, nuestras relaciones se deterioran. Perdemos la confianza, el respeto, el amor, la amistad. Generamos conflictos, divisiones, enemistades. Nos aislamos, nos rechazan, nos abandonan. La Biblia dice que el que ama a su prójimo cumple la ley (Romanos 13:8).
  • En nuestras oportunidades: Cuando hacemos el mal, nuestras oportunidades se reducen. Perdemos las bendiciones, los favores, los beneficios. Nos cerramos las puertas, nos alejamos de los planes de Dios, nos perdemos de su propósito. La Biblia dice que el que busca el bien halla favor; pero al que busca el mal le vendrá (Proverbios 11:27).
  • En nuestro destino: Cuando hacemos el mal, nuestro destino se compromete. Nos alejamos de la salvación, de la vida eterna, de la gloria de Dios. Nos acercamos al juicio, a la condenación, al infierno. La Biblia dice que habrá tribulación y angustia para todo aquel que hace lo malo (Romanos 2:9).

Como vemos, hacer el mal no solo afecta a los demás sino también a nosotros mismos. Por eso es importante arrepentirnos de nuestros pecados y pedir perdón a Dios y a los ofendidos. Por eso es necesario buscar la reconciliación con Dios y con los demás. Por eso es conveniente hacer el bien y no el mal.

Dios quiere lo mejor para nosotros. Él nos ama y nos perdona si le pedimos con sinceridad. Él nos ayuda y nos fortalece si le buscamos con fe. Él nos guía y nos bendice si le obedecemos con amor.

No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien (Romanos 12:21).

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