Llevar una Vida Cristiana Sin Excesos

¿Qué significa llevar una vida Cristiana sin excesos?

Esta es una pregunta que muchos se hacen, especialmente en un mundo donde abundan las tentaciones, las distracciones y las presiones. Vivir una vida Cristiana sin excesos no significa vivir una vida aburrida, triste o limitada. Al contrario, significa vivir una vida equilibrada, plena y feliz, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo.

La Biblia nos dice que Dios nos ha dado todas las cosas para que las disfrutemos (Timoteo 6:17), pero también nos advierte que no debemos dejarnos dominar por nada (1 Corintios 6:12). Esto implica que debemos usar los dones y recursos que Dios nos ha dado con sabiduría, moderación y gratitud, sin caer en la idolatría, la codicia o la ingratitud. También implica que debemos cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu, sin descuidar ninguno de ellos.

Vivir una vida Cristiana sin excesos también significa vivir una vida de amor, compasión, perdón, humildad y servicio. Jesús nos enseñó que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro ser y al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). Esto implica que debemos buscar la voluntad de Dios en todo lo que hacemos, y tratar a los demás como queremos que nos traten, sin juzgarlos, criticarlos o condenarlos. También implica que debemos perdonar a los que nos ofenden, como Dios nos ha perdonado a nosotros (Mateo 6:14-15), y servir a los necesitados, como Jesús lo hizo (Mateo 25:31-46).

Vivir una vida Cristiana sin excesos no es fácil, pero es posible con la ayuda de Dios. Él nos ha dado su Espíritu Santo para guiarnos, consolarnos y fortalecernos (Juan 14:16-17). Él también nos ha dado su Palabra para instruirnos, corregirnos y animarnos (Timoteo 3:16-17). Y nos ha dado su Iglesia para apoyarnos, edificarnos y exhortarnos (Hebreos 10:24-25). Si buscamos a Dios de todo corazón, él nos dará la gracia y la sabiduría para vivir una vida Cristiana sin excesos, para su gloria y nuestro bien.

La vida cristiana es una vida de fe, amor y obediencia a Dios. Es una vida que busca honrar a Dios en todo lo que hacemos, pensamos y decimos. Pero ¿cómo podemos vivir así en un mundo lleno de tentaciones, distracciones y placeres? ¿Cómo podemos evitar los excesos que nos alejan de Dios y nos dañan a nosotros mismos y a los demás?

Los excesos son aquellas actitudes, hábitos o conductas que sobrepasan los límites establecidos por Dios para nuestro bienestar físico, emocional, espiritual y social. Los excesos pueden ser de diferentes tipos: exceso de comida, de bebida, de trabajo, de ocio, de gasto, de posesiones, de palabras, de ira, de orgullo, etc. Los excesos nos impiden vivir en equilibrio y armonía con nosotros mismos, con los demás y con Dios.

La Biblia nos advierte sobre los peligros de los excesos y nos llama a vivir con moderación, prudencia y templanza. Por ejemplo, el apóstol Pablo dice en 1 Corintios 6:12: «Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no me dejaré dominar por nada». También dice en Filipenses 4:5: «Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca». Y en Tito 2:11-12: «En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio».

Vida Cristiana Sin Excesos, significa vivir conforme a la voluntad de Dios, guiados por su Espíritu Santo y por su Palabra. Significa reconocer que todo lo que tenemos y somos es un regalo de Dios y que debemos usarlo para su gloria y para el bien de los demás. Significa ser agradecidos con Dios por sus bendiciones y compartir con los necesitados. Significa ser humildes y mansos ante Dios y ante los hombres. Significa ser fieles y diligentes en nuestro trabajo y en nuestros deberes. Significa disfrutar de las cosas buenas que Dios nos da sin caer en la idolatría o en la codicia. Significa controlar nuestras emociones y nuestros impulsos sin dejarnos llevar por la carne o por el mundo.

Llevar una vida cristiana sin excesos es un desafío constante, pero también una bendición inmensa. Es una vida que nos acerca más a Dios y nos hace más felices. Es una vida que refleja el carácter de Cristo y que da testimonio de su amor al mundo. Es una vida que espera con gozo la venida de nuestro Señor Jesucristo, quien nos dará la plenitud de su gloria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *