¿Como Elegir Aceptar la Gracia de Dios?
La Biblia dice en Romanos 6:23: “La paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor” (NTV). Podría decirse que la gracia es el regalo que nunca se acaba. Cuando conoces a Jesucristo, su gracia y su amor cada vez es mejor y sigue disponible y se extiende por toda la eternidad. ¡Lo mejor está por venir!
Pero para recibir este regalo, debemos elegir aceptar la Gracia de Dios. No podemos ganarla ni merecerla. Solo podemos recibirla con humildad y gratitud. La gracia de Dios es su favor inmerecido hacia nosotros. Es su amor incondicional que nos perdona, nos sana, nos transforma y nos salva.
¿Cómo podemos aceptar la gracia de Dios? La Biblia nos da tres pasos:
- Reconocer nuestra necesidad de Dios. Todos hemos pecado y estamos separados de Dios (Romanos 3:23). No podemos salvarnos a nosotros mismos ni alcanzar la perfección por nuestras propias fuerzas. Necesitamos la ayuda de Dios para ser libres del pecado y de sus consecuencias.
- Arrepentirnos de nuestros pecados y confesarlos a Dios. El arrepentimiento significa cambiar de dirección, dejar de seguir nuestro propio camino y seguir el camino de Dios. Confesar significa estar de acuerdo con Dios sobre nuestro pecado, admitir nuestra culpa y pedir su perdón.
- Creer en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor. Jesucristo es el Hijo de Dios que murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó al tercer día (1 Corintios 15:3-4). Él es el único camino al Padre (Juan 14:6). Creer en él significa confiar en él, depender de él y obedecerle.
Cuando aceptamos la gracia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, recibimos el perdón de nuestros pecados, la paz con Dios, el Espíritu Santo que mora en nosotros, una nueva identidad como hijos de Dios, una nueva familia como parte del cuerpo de Cristo, una nueva misión como embajadores de su reino y una nueva esperanza como herederos de la vida eterna.
Aceptar la gracia de Dios también significa dejar de confiar en nuestras propias obras o esfuerzos para agradar a Dios. No podemos salvarnos a nosotros mismos ni hacer nada que nos haga más dignos del amor de Dios. Solo podemos depender de su misericordia y bondad.
La gracia de Dios es un regalo gratuito e inmerecido, pero no es barato ni fácil. Implica un cambio radical en nuestra forma de pensar, sentir y actuar. Implica una entrega total a la voluntad de Dios y una obediencia fiel a su Palabra.
¿Has aceptado la gracia de Dios? Si no lo has hecho, hoy es el día para hacerlo. No esperes más. Dios te está llamando con amor y te está ofreciendo el mejor regalo que puedas recibir: su gracia.